Texto que escribí para la presentación del libro "Desafinan con el frío" de Rodrigo Hidalgo. 24 de Agosto de 2013
Desafinan con el frío,
una introspección en el límite
“Desafinan con el frío” es un rayo directo en
el pecho. Logra que nosotros nos veamos ahí en medio de sus historias sin haber
vivido nada de lo que encierran. Nos reconocemos sin saber cómo, todo, movido
por un lenguaje certero. Hay una melancolía que no es de postal, en donde la
muerte, la relación familiar, el desapego trasuntan en una visión de la vida
que no tiene moralinas, si no que se muestra con el desgarro de la condición
humana misma.
Aparentemente frágiles nos deja el paso de los
años. Los personajes de esta novela no escapan a ello. Un hombre, Salvador,
padre de Gonzálo, el tiempo lo hizo volverse a Dios. A Amanda ya no le queda
deseo en la piel, el deseo que la hizo llamarse Amanda. A Bernardo el tiempo lo
volvió un “hombre nuevo”, pero nadie sabe y habita de manera perversa en la
memoria de su ex barrio. Mientras tanto,
mientras sucede eso, la muerte aguarda, ronda desesperadamente, todos lo saben
o lo intuyen y sin embargo a nadie le importa.
La historia decanta, cae como la vida misma,
como una racionalidad potente. Incluso los sentimientos se apartan para que
reinen las viejas rencillas y recuerdos. Borges, en el poema “Cambridge” dice: “Somos
nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón
de espejos rotos.”, esta novela muestra ese montón de espejos pero rompiéndose,
nos cuenta las historias en que formamos parte de ese quimérico museo que nos
habló Borges.
Luego lo sublime se nos aparece en medio de la
desgracia. Lo sublime deja de serlo para que el relato se concentre otra vez en
la historia misma. Entonces un hecho cuasi fantástico sucede, pero no nos
distrae, por el contrario, una vez que pasa ese hecho sublime, avanzada ya la
novela, cuando los personajes se han mostrado en su estructura misma quiénes
son, el lector podría tomárselo con normalidad, incluso con más normalidad que
las tías del protagonista que le atribuyen a ese hecho categorías divinas.
“Desafinan con el frío” finalmente nos hace
levantar la vista, nos hace dar cuenta que estamos en medio de tantas historias
que seguirán sucediendo en todas partes, historias que aparentan ser únicas e
irrepetibles, pero no. En este mismo instante otros, como Gonzálo, o Bernardo,
o Amanda, en otro lugar, toman decisiones para rehacer sus vidas, o para
simplemente seguir sobreviviendo, pero se enfrentan con una realidad
desidealizada, que Rodrigo Hidalgo describe de manera rotunda en la novela, esa
realidad o los derrota, o los volverá más fuertes de ahí en adelante.
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